Reportaje: La Anorexia y la Bulimia

Cuando la autoestima pasa por la balanza

Por tratar de buscar el cuerpo perfecto, podemos llegar a encontrar la muerte.

¿Quién no se quiere ver bien? Esta es una preocupación constante en las personas, sobre todo en las mujeres, que se viene incrementado debido a los mensaje subliminales, y a veces directos, que  las telenovelas, los programas de televisión en general, los spots publicitarios, entre otros, emiten sobre la belleza física.

Las jóvenes de hoy han crecido con el estereotipo del “cuerpo perfecto” que debe ser alto y delgado. Los medios de comunicación les han hecho creer que para modelar en una pasarela o aparecer en una revista de moda, se necesita tener el cuerpo delgado y esbelto. Incluso en internet encontramos una página llamada tus amigas Ana y Mía, la cual incentiva a los jóvenes para que sigan acabando lentamente con su vida.

El problema surge cuando se trata de hacer lo que sea para conseguirlo. 

Muchas adolescentes, sobre todo con autoestima baja, se dejan influenciar mucho con esos comerciales que prometen tener el cuerpo de una modelo o actriz. Para lograrlo, suelen someterse a dietas estrictas, largas horas en el gimnasio, fajas reductoras hasta llegar al extremo de usar purgativos o provocarse vómitos para prevenir el aumento de peso.

Cómo aparece la enfermedad

Hay muchas razones por la cual las mujeres quieren bajar de peso. Prueban todas las opciones, pero suele no da resultado. La anorexia no es hacer una dieta ni usar una crema reductora, es un trastorno alimenticio y psicológico que amenaza la salud e, incluso la vida  solo por el afán de bajar de peso. Las jovencitas que padecen este mal, hacen dietas y luego se vuelven expertas en el mundo de la dietética.

En algunos casos, la anorexia va acompañada de bulimia nerviosa. Esta enfermedad se caracteriza por episodios secretos de excesiva ingestión de alimentos para luego provocarse el vómito.

Cuáles son las causas

Actualmente, no existe una causa única para la anorexia nerviosa, aunque las investigaciones han arrojado ciertas pistas en el campo médico y psicológico. Al igual que en la bulimia, las causas de la anorexia son múltiples y difíciles de valorar.

En el caso de Michiel Gonzales Taype, todo comenzó por la presión de su grupo, al ver que sus amigos la molestaban por su contextura. Ella sentía un rechazo por parte de ellos, y al ver que sus amigas eran delgadas, decidió bajar de peso y empezó a disminuir las porciones de comida y poco a poco dejó de comer.

Al verse al espejo, se veía gorda. Su peso normal era de 57 kilos. Después de dos meses, pesaba 41 kilos y aun así se veía gorda. A veces no podía controlar sus impulsos de comer, pero el sentimiento de culpa, hacía que ella misma se provoque el vómito.

Cuáles son las consecuencias

Estas dos enfermedades tienen muchas consecuencias. Una de las más graves es llegar a perder la vida. Después de 5 meses, Michiel fue auto-destruyéndose, fue perdiendo peso. Llegó a pesar 37 kilos. Se le fue cayendo el cabello; cambió de ánimo constantemente y sufrió de la pérdida de la menstruación, aunque ella pensaba que era algo normal porque era irregular.

¿Qué fue lo que te animó a contarle a tu madre que padecías de estas dos enfermedades?, le preguntamos: “ese día, había comido mucho, pero el sentimiento de culpa hizo que me provocara el vómito y tuve un sangrado, porque él doctor dice que tenía las glándulas inflamadas debajo de la mandíbula como consecuencia de los vómitos que me provocaba. Fue recién cuando me asusté, y  tuve miedo a que me pasara algo porque ya había ido muy lejos con todo esto. Con lágrimas en los ojos le pedí a mi madre que me ayudara a salir de este infierno.

¿En qué consiste el tratamiento?

El tratamiento es muy largo y complicado. Además, suelen ser frecuentes las recaídas. Los padres de las adolescentes con estas dos enfermedades deben estar preparados para un proceso que va ser emocionalmente doloroso y en el que sus hijos van a necesitar la ayuda de toda la familia. El médico psiquiatra tiene que hacer un diagnóstico del estado físico y mental de la persona enferma, y según el resultado, aconsejará un tratamiento ambulatorio o su ingreso en un hospital o clínica. El tratamiento consiste en corregir las anomalías metabólicas y normalizar la alimentación, junto con un tratamiento psiquiátrico y psicoterapéutico. La familia y personas íntimas de la enferma también deben recibir orientación y ayuda.

Michiel Gonzales dice que recuperarse no fue nada fácil. Su tratamiento duró casi dos años. “A veces tengo miedo a recaer, pero estoy llevando una alimentación sana y equilibrada y practico mucho deporte”, enfatiza.

Esta joven víctima de la anorexia y la bulimia, agrega: “la parte más difícil que me tocó vivir en esa etapa de mi vida, era cuando mi madre se sentaba a mi lado y no se movía hasta que yo terminara de comer; no me permitía ir al baño porque sabía que yo iba a vomitar, o cuando me hacía comer algún chocolate en barra, no te imaginas cómo me sentía. Solo de imaginar cuántas calorías estaba entrando en mi cuerpo. Le lloraba a mi madre o a veces quería encerrarme en mi cuarto, pero  tampoco me lo permitía. Lo único que quería era sacar toda esa grasa de mi cuerpo. Fueron 6 meses de tortura. Semanalmente, me subían a la balanza para ver cómo estaba evolucionando. Yo veía que cada semana subía un kilo más. No fue nada fácil.

Para finalizar, le pedimos que deje un mensaje a esas personas que padecen de estos trastornos: “cuando yo empecé a auto-destruirme tenía 14 años. Era muy joven. Por tratar de buscar el cuerpo perfecto, me perdí los mejores años de mi adolescencia. Uno de ellos fue cuando mis compañeros del colegio se fueron de viaje de promoción. Yo no fui porque estaba en mi tratamiento. Esto no es un juego pones en peligro tu vida. Ahora aprendí a quererme tal y como soy. Todas las mujeres somos bellas tales y como somos.

El secreto no es ser flaca ni tener el mejor cuerpo, el secreto está en quererse y aceptarte tal y como uno es, y a los padres díganle todos los días a sus hijos cuánto las quieren y lo hermosas que son. 

Fuente: adolescentes.about.com

Por Rubí Neira